A 2.385 metros de altitud, en Livigno, Tadej Pogacar descendió, como dios del Olimpo, para imponerse en la etapa reina del Giro, un desafiante recorrido de más de seis horas que el portador de la maglia rosa convirtió en un entrenamiento de alta calidad para el Tour de Francia, su próximo gran objetivo de la temporada. Con esta victoria, Pogacar suma cuatro triunfos en esta edición de la Corsa Rosa, donde no tiene rival. Un ataque a 15 km de meta fue suficiente para asegurar su victoria. Las diferencias con sus competidores son definitivas, y solo una catástrofe de enormes proporciones podría arrebatarle su primer trofeo Senza Fine.

"Esperaba esta etapa durante todo el Giro", declaró Pogacar esta mañana ante los medios. Similar a lo que hizo en la Strade Bianche, no tuvo reparo en anunciar sus intenciones abiertamente. Con 222 km y 5.400 metros de desnivel positivo, era previsible que la etapa tuviera movimiento desde el principio. Un grupo de diez corredores abrió una brecha respecto al pelotón, y rápidamente se formó un grupo perseguidor de más de 40 ciclistas, incluyendo a corredores destacados como Tobias Foss, Jhonatan Narváez, Maximilian Schachmann, Finn Fisher-Black, Andrea Bagioli, Nairo Quintana, Julian Alaphilippe, Mauri Vansevenant, Luke Plapp, Jan Tratnik, y los españoles Juanpe López, Pelayo Sánchez y Fran Muñoz.

A medida que avanzaban los kilómetros y completaban los dos primeros de los cinco puertos, la carrera se estabilizó. Michael Storer, en fuga como el mejor clasificado de la general a 9:11 del líder, obligó al UAE a reaccionar cuando los escapados alcanzaron una ventaja de seis minutos. Sin embargo, a falta de unos 80 km, en las primeras rampas del Mortirolo, el equipo de Pogacar disminuyó el ritmo, permitiendo a los fugados soñar con la victoria. Edoardo Affini, Davide Formolo y Stefano Oldani coronaron con 4:30 de ventaja, pero sus expectativas resultaron ser excesivas.

En el tramo final, llegó el penúltimo ascenso, el Foscagno. Con el UAE nuevamente tomando el control, los fugados apuraron sus opciones. El alemán Steinhauser se marchó en solitario, pero Nairo Quintana, quien había apuntado a la tercera semana desde el inicio, lanzó su ataque, alcanzando y superando a Steinhauser para liderar la etapa en solitario con tres minutos de ventaja sobre el grupo de favoritos. Sin embargo, Pogacar atacó a falta de 15 km para el final, demostrando su superioridad. Dani Martínez intentó seguirle, pero el ritmo de Pogacar era imparable. Superó a Steinhauser antes de coronar, y en el descenso y la subida final en Livigno, alcanzó y superó a Quintana a menos de dos kilómetros para el final.

El colombiano, consciente de la fuerza de Pogacar, no pudo responder. La lucha por el podio continúa, pero el trono del Giro ya tiene dueño: Tadej Pogacar