El libro revela que el presidente Luis Lacalle Pou estaba al tanto de una investigación de inteligencia solicitada por su excustodio, Alejandro Astesiano, sobre el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala. Astesiano pidió al comisario de la Brigada Antidrogas de Montevideo, Rafael Alen, que investigara un kiosco en Ciudad Vieja, sospechando que era una boca de drogas, después de que Abdala chocara dos autos estando bajo los efectos del alcohol.

El 16 de febrero, Alen respondió a Astesiano afirmando que se realizaría una investigación del lugar. Astesiano reenvió este mensaje a Lacalle Pou, quien respondió "Perfecto". Este intercambio generó una fuerte reacción en el ámbito político.

Yamandú Orsi, precandidato del Frente Amplio (FA), denunció en Twitter que se trataba de un intento de espionaje y desprestigio contra Abdala, afirmando que el presidente estaba al tanto de estas operaciones desde la Residencia de Suárez. La respuesta vino del senador blanco Javier García, quien criticó al FA por no presentar ideas nuevas y centrarse en este tipo de denuncias.

Otros políticos también se manifestaron. El senador frenteamplista Alejandro Sánchez acusó al gobierno de utilizar el poder estatal con fines políticos y de degradar el pacto democrático. Por otro lado, el senador blanco Sebastián da Silva calificó de hipócrita la indignación del FA, destacando que en sus listas llevan a un diputado procesado.

Laura Raffo, precandidata del Partido Nacional, también intervino, argumentando que la izquierda sube el volumen sobre temas que están en manos de la Justicia y que no por eso tienen razón. Raffo instó a que la campaña se enfoque en proponer soluciones para la gente y en hablar con la verdad.

Carolina Cosse, precandidata del FA, calificó la situación como "gravísima" y señaló que se trataba de una operación con motivaciones políticas contra el PIT-CNT.

Fuentes cercanas a Abdala reconocieron que la noticia causó sorpresa y preocupación en su entorno, y que se tomarán decisiones con calma sobre cómo proceder.