Por ese entonces, Manuel Oribe era el Presidente constitucional del país, residiendo en Montevideo, mientras que Fructuoso Rivera mantenía su poder político y militar en el interior del país.
El conflicto entre ambos líderes culminó en las costas del arroyo Carpintería ( Departamento de Durazno). Durante esta batalla, Oribe ordenó que sus tropas utilizaran una cinta de color blanco con la inscripción “Defensores de las Leyes”; mientras que Rivera dispuso que sus hombres portarán una de color rojo con el lema “Ejército Constitucional”.
Estos colores- blanco y rojo-, se convertirían en los símbolos de los dos partidos políticos : los blancos, seguidores de Oribe y los colorados seguidores de Rivera.
El ejército de Oribe, apoyado por Juan Antonio Lavalleja, logró imponerse en la batalla, obligando a Rivera a huir hacia Brasil.
Este triunfo consolidó momentáneamente el poder de Oribe, pero la división política entre blancos y colorados perduró y se convirtió en un elemento central de nuestra historia política.
Con el tiempo, las divisas se convirtieron en símbolos de los ideales.
Las tropas de los gobiernos blancos, que más tarde formarían el Partido Nacional, continuaron utilizando frases como “Por mi patria” y “Blanco por la razón o la fuerza”, consolidando así la carga simbólica y emocional de esa divisa.
Este enfrentamiento en la Batalla de Carpintería y las divisas que surgieron de él representan el nacimiento de dos corrientes de pensamiento político en el Uruguay de los siglos XIX y XX.
Como lo expresa Washington Reyes Abadie en su obra “Historia del Partido Nacional”: “…estas simples cintas partidarias tienen un profundo significado emocional y simbólico, enraizadas en el inconsciente colectivo del pueblo uruguayo, y son un testimonio de las ideologías, héroes y mitos nacionales que dieron forma al país”.